viernes, 28 de junio de 2013

In the next months...

Desde hace muchos días ando buscando la inspiración. Convertir las cosas malas en cosas buenas (o algo así, al menos). Sé que tengo mucho material y pienso mucho las cosas, algo podrá salir de ahí.

Ya lo había hablado con algunas personas y ya he hecho público mi pensar, pero esta vez el manifiesto está claro: quiero empezar a escribir algo a ver si logro que sea publicado. He hablado con ciertas personas sobre lo que planeo escribir y espero que resulte, es un proyecto que me tiene emocionada y es algo que le da un poco de luz a mi día a día.

Sé que todas las historias han sido escritas. Que el sueño es mejor que la realidad y la realidad, mejor que la ficción. Pero uno no recuerda los sueños, porque se puede asustar de sí mismo. Y la realidad a veces también asusta. Sólo la ficción es lo mejor de nuestra vida, porque sabemos que cuando acaba el libro, la película, la vida volverá a su normalidad y lo visto, oído y saboreado en un momento etéreo quedará como una anécdota en nuestra mente.

Pero, ¿por qué no unir la ficción con la realidad? No tengo nada en contra de la literatura de fantasía, pero quisiera... escribir algo realista. Ser un puente entre la ficción y la realidad. No escribir realismo (como género), sino realismo como sentimiento. ¿Qué es lo real y qué es lo irreal? Mientras lo puedas sentir en tu mente, podría ser real. Y quiero darle eso a alguien.

Sólo... espero tener suerte en el proyecto y no fallar en el intento (como siempre me ocurre).

Listening to: アンティック-珈琲店- – メープルガンマン  (Antic Cafe – Maple Gunman)

domingo, 9 de junio de 2013

Nightmares and constraints

¿Han estado en alguna pesadilla? La respuesta es obvia (un sí, lógicamente). Una pesadilla donde despiertas sudoroso y con la cara desencajada, donde te das cuenta de que no hay de qué temer: estás solo en tu cama, sin ningún peligro alrededor más que tus demonios imaginarios. Sólo basta con encender la luz, quedarse quieto un momento y relajarse. Todo va a pasar.  

Pero ¿es siempre así? ¿siempre despertamos de las pesadillas? No. Sé que no. Doy fe de que no.

El soñar puede volverse horrible cuando te das cuenta de tus pesadillas, cuando estás consciente de ello. No es lo mismo dormir y no recordar los sueños a vivirlos, a sentirlos en tu piel. No es lo mismo soñar con el circo de los payasos diabólicos del espacio (¿a alguien realmente le asustó esa película?) a soñar con cosas que eran lindas, pero sabes perdidas... y eso es una verdadera pesadilla.

Están esas pesadillas que son pesadillas como tales: cosas que asustan, tu némesis persiguiéndote. Cosas que te pueden dañar. Manías, pecados, fobias. Despertares angustiantes y frío en la espalda.

Y están esas otras pesadillas que no son pesadillas: tiempos mejores, tiempos que no volverán por más que supliques a todas las Moiras que deshagan el tejido prehecho y fabriquen uno nuevo. 

Si lo pienso bien... no sé bien cómo explicar eso. Lo de los tiempos mejores. ¿Todo tiempo anterior fue mejor? No, quizás no. Pero surge una especie de añoranza. En mi caso, sé que los tiempos anteriores eran mejores. Cuando las cosas van bien, hay una tranquilidad en tu corazón que te indica que así es, y no un sentimiento de que, en cualquier momento, tu cabeza va a estallar.

¿Sobre pesadillas, entonces? Todo es potencialmente pesadilla para mí. Todo, sea sueño hermoso o no. Pesadilla porque da miedo, pesadilla porque añoro el tiempo pasado. ¿Y la conclusión? La vida es una pesadilla... no volverá a ser como antes.

Listening to: LIV MOON – The Show must go on.     

martes, 4 de junio de 2013

Dimensions about suicide

He estado pensando muchas cosas desde la semana pasada, pues un amigo de mis padres se suicidó. El tipo no me caía particularmente bien por muchos motivos, pero su muerte provocó una brecha en mi cabeza que aún no puedo tapar.

Mi padre estaba ciertamente molesto porque su amigo se haya matado y por una estupidez. Mi madre lloraba inconsolablemente, pensando que él dejaba a sus hijos, todos menores de 12 años, sobre todo a uno que nació en octubre del año pasado. Por mi parte, meh.

Primero, me molestó un poco toda esa parafernalia. De cierta forma, me molesta nuestra concepción occidental de la muerte, donde vemos que algo nos fue arrebatado. Un algo que no era nuestro, por cierto.

No entiendo cómo la gente sufre tanto por las muertes, es un egoísmo muy particular. El ciclo de la vida tiene un rumbo, ese rumbo implica morir también. ¿Es acaso tan difícil de entender?

Bueno, quizás sí es complicado de entender, pero yo, al sentir que no tengo nada que perder, simplemente no me doy por aludida.

Lo que me lleva a otro punto, uno donde puedo separar a los suicidas. ¿Cómo es esto? Cuando uno piensa en el suicidio, lo que quiere es matar el dolor, no la vida. Muchas veces, uno como suicida, sólo está concentrado en el dolor, en que no puede salir de un agujero, pero no te matas por distintos motivos como, por ejemplo, no saber cómo llevarlo a cabo o ponerte a pensar en tu familia, pero creo que uno de los principales es un cierto trato masoquista a ti mismo, donde piensas que, a pesar de que te duele, puedes llegar a soportarlo y te esfuerzas en ello.

Los otros suicidas, los que odian la vida, ya son otro grupo: uno que ha aguantado mucho tiempo el dolor. O, sencillamente, se desencantaron de todo de un día para otro y tomaron esa decisión. O hubo algo que los empujó a ello como tener una enfermedad grave y que no quieren soportar.

Este último grupo, ¿tendrá más valor que el primero? ¿o son más cobardes por no querer quedarse a enfrentar las cosas? Nadie podría decir en forma tajante qué es lo que son aunque, vamos, si usted nunca ha pensado en el suicidio como una opción/derecho, todo lo que estoy diciendo es una locura.

Sé que cualquier psicólogo o cualquier persona con dos dedos de frente podrá venir a refutarme todo lo que estoy diciendo, pero esto es una opinión personal (en estas circunstancias, creo que me puedo dar el lujo de tener lo que se consideraría una enfermedad mental y poder expresar mi opinión libremente, pero siempre respetando al otro). 

Y pues, ya qué más da. Sólo los suicidas frustrados pueden comprender el punto de vista de otros suicidas...