sábado, 30 de marzo de 2013

Lost in the Mist

Frío. El día está helado y afuera de la casa, acá en el campo, hay una niebla espesa que no te deja ver nada. Sé que es de día por la luminosidad, pero si no fuera por eso, sería algo perdido, atemporal.

No hay nada mejor que hacer. Las actividades "campestres" no son lo mío y la gente que está acá lo sabe, sin embargo, intentan que no me sienta inútil (¡já!) por lo mismo, por ser tan citadina que no entiendo la lógica que rige en un lugar donde las máquinas no dominan.

Salí un rato, pensando que eso me relajaría. No encontré nada más que niebla espesa. Podía ver mis pies, pero a los tres pasos no sabía dónde estaba. Me giraba para ver si había algún indicativo y nada. Estaba perdida. Cuarenta minutos perdida...

Cuando pude volver a casa, después de dar un par de vueltas en círculos, me apegué a la estufa de leña, como una lagartija buscando el calor. Mí tía apareció con chocolate caliente (el cuál apenas probé por el asco que me dio el aroma), mencionó que estaban preocupados, que estaban a punto de salir a buscarme. Nadie se había dado cuenta de que salí sino hasta que notaron mi no-presencia. Expliqué que no supe bien cómo volví a casa, porque me perdí (y un comentario gracioso sobre el cómo siempre me pierdo pues no sé ubicarme cardinalmente. No sé sobre este/oeste, norte/sur, ni nada parecido). Ellos habían creído que salí a buscar moras pero luego se fijaron de que no llevé mi canasto. No, no fue así, sin embargo, me encontré con las frutillas. Deben ser las últimas que quedan, pues la temporada ya está acabando y estaban casi podridas.

Estar perdida en la niebla me hizo pensar muchas cosas y, de repente, tenía que dejar de caminar pues estaba ocupada conmigo misma. Era como... una recreación de mi mente. Sobre el cómo estar ahora mismo en mi mente.

Desde hace años me jacto de que no poseo la oratoria necesaria para expresarme, pero sé escribir (y creo que lo hago bien). Desde hace años me jacto de que no suelo saber mucho del mundo exterior, pero el mundo interior (mi mente) para mí es muy claro; siempre tengo (o tenía) claro lo que siento. 

Y estar perdida me hizo pensar, ¿qué de cierto tiene eso? Estoy confundida. Estoy perdida, tanto mi cuerpo como mi mente. No sé en qué posición me encuentro. ¿Quiero seguir o quiero quedarme parada entre la niebla? ¿Va a brillar el sol para que me dé cuenta dónde estoy parada?

La niebla no es un estado climático, ahora está dentro de mí. Como si al respirar, me la hubiese comido. Se huele el frío, sabe a moho. Sabe a algo que empapa todo, que envuelve todo. Todo se deshace alrededor y ya no queda noción de nada.

Si todos se dan cuenta de que estoy perdida, ¿por qué no pueden venir a buscarme? ¿es porque tienen la esperanza de que yo misma encuentre mi camino?

Sólo ahora me doy cuenta de lo incómodo que es para los otros que yo esté perdida... y lo incómodo que es sentirme perdida en mi propio cuerpo.

Listening to: 新宿ゲバルト – シグナス (Shinjuku Gewalt – Cygnus).



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