lunes, 12 de septiembre de 2011

Daniela

Esta entrada es algo larga y muy personal. Si usted no está dispuesto a aburrirse, simplemente no la lea, ya que va dedicada a alguien en particular.

La conocí en la Escuela de Verano de la Universidad de Chile en 2009. Ambas estudiamos Literatura Contemporánea. Fue genial. Daniela es una de las pocas personas que se puede jactar de que me conoció con el pelo largo y azul. Yo era su Blue Bitch. Hicimos un click inmediato, donde compartíamos secretos y cositas varias, esos pequeños detalles que te acercan a la gente. Compartimos escritos, yo solía corregir algunos (Una grammarnazi nunca cambia). 

Aún recuerdo las mañanas tibias, ambas trabajando en Borges o en Cortázar. Teníamos una ardilla (bueno, más bien era una persona, Alexis, a quién le puse/pusimos Ardillita) y la cuidabamos. Eran buenos tiempos, aún cuando nadie en sano juicio hubiese decidido estudiar en vacaciones.

Las películas. El tiempo recobrado que, realmente, era tiempo perdido. Las parafilias. El hombre que le gustaba tener sexo con mancos. El mundo donde todos aparentaban ser y en la intimidad sólo eran descabellados.

Lo oculto. Lo que no se ve en la superficie. Aquello que sólo mostramos a pocos. Compartir lo oculto con un escrito, con decir "Este autor me identifica".

Si no mal recuerdo, tu tesina era de J. D. Salinger, ¿no? La mía fue de Anaïs Nin. Luego, cuando terminó el curso, la separación.

Volvíamos a hablar. Ella entró a estudiar Literatura Inglesa (una carrera, a mi juicio, hermosa por lo demás). Ella tuvo un romance con un profesor de literatura, mi sueño frustrado. La ví hundida. Su desesperación era demasiada. Yo estaba a 1200 kms de distancia. Puedo jurar que, de haber tenido el dinero, hubiese viajado para golpearla en la cara y luego para abrazarla y darle ánimos.

Ambas mirando el cielo desde distintos puntos de Chile. Una guitanilla y una pseudo-japonesita compartiendo un frasco de barbitúricos. Si esa no era la plena expresión del amor, de la amistad, de la hermandad del alma, no sé qué puede haber sido.

Separación definitiva. No habíamos vuelto a hablar.

Y ahora que te veo, que veo que estás normal (quizás con una decisión drástica de dejar de tu carrera, pero normal), me da alegría. Me dan deseos de que vuelva a nosotras ese verano del 2009, donde creíamos que la literatura y el mundo estaba a nuestros pies.

Gracias por agregarme a Twitter y hacerme recordar tan lindas cosas de nuestro pasado, @Dttin  

No hay comentarios:

Publicar un comentario