lunes, 12 de septiembre de 2011

El cigarro que me acompaña

Hoy me cuentas que soñaste que me borraron la memoria. Yo, mientras tanto, del otro lado de la línea de comunicación, le hago click a un cigarro para que se transforme en uno mentolado y le doy una aspirada larga y pausada, dejando que todas las toxinas llenen mis pulmones. La música llena el espacio, junto con mi perro que se queja de que encendí un cigarro, estornudando... o lo que sea que hacen los perros que parece un estornudo.

¿Sabes? Deberían denunciarte por haber violado tantos copyright, principalmente el de Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos, y guess what, la vida no es así, honey.
  
Durante mucho tiempo me pregunté si había tomado la decisión correcta, pero ahora no tengo ni la más puta idea de qué hice. No es que diga que me quiera devolver en el tiempo, pero si pudiese borrarme la memoria y limar asperezas de esa forma contigo, bienvenido sea.

Y ahora, the problem is... que no sé qué chucha tengo que hacer. Nadie me enseñó qué tengo que hacer en estas situaciones y no tengo nada como un "En caso de emeergencias, rompa el cristal". Admito que a veces huí de los problemas o, como yo digo, "tomé el camino más fácil". Y mientras apago el cigarro y escribo estas palabras, lo único que pienso es que la dificultad aquí radica en que sólo tengo un camino complicado y otro aún más complicado.

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